Explicar la homosexualidad es una de las tonterías más presentes a lo largo de la historia. En efecto, han sido centenares los intentos de explicar la homosexualidad a lo largo de la historia. Todos los siglos han tenido su particular apuesta. Naturalmente, el siglo XXI también tiene los suyos. En concreto, vienen por parte de la tecnología y la «ciencia». Hoy queremos dar nuestra opinión sobre este tema para intentar dar un poco de luz sobre ello.
Explicar la homosexualidad: otra vez
Vamos a ver. No hay nada que explicar en la homosexualidad. Ni desde el punto de vista genético, ni cultural ni social. Son cada vez más frecuentes las teorías que conjeturan que la orientación sexual es una cuestión de «moda social». Esto es una estupidez. Quizás podría ser plausible si se pensara que hay determinadas personas que, por falta de personalidad, consideran que su orientación sexual es una decisión.
En consecuencia, puede haber personas que se sientan influenciadas a la hora de escoger una orientación sexual u otra. Puede que simplemente quieran experimentar. Sin embargo, esto no quiere decir que la homosexualidad no exista. Ni mucho menos que haga falta explicar la homosexualidad con argumentos tan perogrullos.
Suele suceder (especialmente entre los adolescentes) que una persona «busca» su propia identidad. Naturalmente, la sexualidad es una expresión de ella. En consecuencia, también se verá en proceso de cambio. Eso hace que algunas personas busquen experimentar con otro sexo o tendencias. ¿Eso quiere decir que la orientación de todas las personas homosexuales pueda explicarse como una decisión? No: experimentar es decidir. Que te guste una mujer siendo mujer no es una decisión. Ser lesbiana no es una decisión.
Los nuevos intentos
Recientemente están apareciendo supuestos aparatos que «pueden» explicar la homosexualidad. Se basan en distintas funciones. Tradicionalmente, el intento siempre parte de alguna supuesta nueva técnica. Sin embargo, como veremos, no tiene nada de nueva. Ha aparecido una aplicación que dicen que es capaz de reconocer un rostro de una mujer lesbiana o un hombre gay. Lo hace basándose en los rasgos de esa persona. Supuestamente, las lesbianas tenemos la frente más estrecha y rasgos más varoniles. Sesuda conclusión. Adivinadlo: los gays tienen rasgos más femeninos. Brillante, sí…
Total, este nuevo intento de explicar la homosexualidad no es más que frenología con cacharritos táctiles de por medio. La frenología, para quien no lo sepa, es la pseudociencia que pretende dar explicaciones en función de criterios como el tamaño del cráneo o los rasgos físicos de alguien. De dicha información trata de extraer conclusiones acerca de la personalidad, inteligencia o comportamiento de una persona. En definitiva fue un cajón de sastre causante del encarcelamiento de miles de personas.
Los nazis también la usaron en sus «estudios» sobre las razas. Así pues, estos nuevos intentos no son más que casos de frenología contemporánea. De buen rollo nos meten un dispositivo que con cuatro colores y doce puntitos hace parecer que la ciencia y la tecnología son capaces de explicar la homosexualidad. Ciertamente, recuerda a cuando los nazis medían el cráneo de un judío para demostrar su constitución miserable.
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