Retrato de una mujer en llamas es el estreno más reciente cuya historia nos habla de la pasión entre dos mujeres. Además hace una revisión acerca del papel que la mujer ha tenido históricamente en el arte, destinada a ser objeto e inspiración.
El papel de la mujer en el arte
La mujer ha estado siempre en segundo plano en cualquier aspecto. Y el arte es uno de ellos. Poco sabemos de las pintoras y las escritoras del siglo XVIII. Su ausencia se refleja en cualquier libro de texto escolar o en antologías recopiladoras donde solo aparecen nombres de hombres y muy raramente recuperan alguna figura femenina que a menudo firmaban su obra con el nombre de sus esposos para poder publicar o exponer.
Céline Sciamma, la directora de Retrato de una mujer en llamas, ha querido homenajear de algún modo a todas esas artistas. El largometraje nos cuenta una historia de amor en el contexto del siglo XVIII en una Francia anterior a la Revolución. Era una época en la que las mujeres estaban limitadas a ser “mujer de”.
Retrato de una mujer en llamas
A través de la mirada de Sciamma, los sucesos de otra época, nos suenan a nuevo. Las protagonistas de la película se conocen, se atraen, se desean y se quieren en una relación de igual a igual. No existe una posición de superioridad, ni una musa. Solamente dos personas que se gustan y se conocen en la intimidad. Algo sencillo, natural y realista que no se ve muy a menudo en el cine.
Esta manera de retratar a los personajes, también se refleja en la forma de expresar el deseo que ha logrado la directora. La pantalla se llena de sensualidad simplemente con los juegos y cruces de miradas de Noémie Merlant y Adèle Haenel. Se trata de hecho una de las historias de amor entre mujeres más realista de cuantas se ha llevado al cine. Estos es gracias a la capacidad de autocrítica y activismo, y por supuesto, el talento de su directora.
La pintora Marianne recibe el encargo de retratar a una joven de una familia burguesa llamada Heloïse. Este cuadro va a ser un regalo para su prometido, con quien nunca se ha visto. Heloïse se rehúsa a posar para que la pinten. Inconscientemente, la joven sabe que arte en cierta manera, también funciona como una herramienta de opresión y control de las mujeres. Así que rechazar a que la dibujen es la única forma que tiene para expresar su oposición a ese matrimonio concertado que no desea. La pasión entre ambas va surgiendo durante el proceso artístico. Marianne, se ve obligada a pintar a Heloïse sin que esta se de cuenta, así que durante el día, en sus paseos, la observa para memorizar sus facciones y sus gestos. De esta manera se va enamorado del objeto de su pintura.
Una visión feminista del arte
Retrato de una mujer en llamas es una revisión con perspectiva feminista, de las relaciones tradicionales entre el artista y su musa. En cierto momento de la película, vemos a Marianne impartiendo clase de pintura a un grupo de alumnas. De esta forma se la presenta en el papel de artista por un lado y profesora y modelo para sus estudiantes. Así se trata de derribar la idea de las mujeres solamente han ejercido como objeto pasivo de inspiración para artistas masculinos. Aquí te dejamos el trailer.
Ningún Comentario