Como buenas lesbianas, todas conocéis la serie más famosa de mujeres homosexuales de todos los tiempos, ‘The L Word’. Además, también sabrás que, tras la muerte de Jenny Schecter, una de las protagonistas de la primera etapa de esta serie que tuvo millones de espectadores, se produjo un parón hasta que se reanudó hace unos años. 

La segunda etapa de ‘The L Word’ llegó con ‘The L Word: Generation Q’. Aquí aparecen algunos personajes que estaban ya en la primera etapa, Shane y Bette Porter, junto a otros que son bastante más jóvenes. La intención, que las lesbianas actuales puedan identificarse más que con las protagonistas anteriores. 

No hay razón para que no nos llevemos bien, siempre que estemos en mesas separadas: la controversia en The L Word

Este es uno de los comentarios que se escucharon en la segunda temporada de The L Word: Generation Q, y ha causado mucha polémica. Quien lo dice es Carrie, una chica lesbiana que se odia a sí misma y que se ve como una caricatura. Carrie, que ha bebido más de la cuenta, está con Shane y Tess. En la conversación, lo único que pregunta es si es lo bastante buena para los demás. 

Ella es una lesbiana «machorra» o lo que se suele llamar en Estados Unidos una «butch». El «problema» de las marimachos es algo que ‘The L Word’ trata desde que se emitió por primera vez en 2004.

«The L Word: Generation Q», un remake de la serie original de Showtime, es una actualización de la original, y su reparto constituye un paso importante para la representación LGTBQ+ en la televisión. Pero esta temporada genera más críticas, preguntas y confusión que cualquier otra hasta la fecha: la óptica de la representación no puede hacer mucho cuando las narrativas son unidimensionales, fracturadas o guiadas por estereotipos anticuados.

Aunque critico la serie, es genial para la visibilidad

Criticar esta serie no quiere decir que no me guste. Es más, me encanta, y creo que ha hecho y sigue haciendo mucho por la visibilidad del colectivo en todo el mundo. Pero, lo que no me parece bien también lo digo. 

La serie tiene un gran potencial, pero, en los capítulos que he visto hasta hoy, los argumentos son flojos, los diálogos poco adecuados, y es una voz débil y distorsionada. Muchos de los «fallos» de la antigua serie persisten, y los retocan un poco, pero ya.

La visita de Shane a un club de póquer de lesbianas negras dirigido por Eddie (interpretada por Lena Waithe) puede recordar la incómoda y problemática etapa de Alice persiguiendo a Papi por bares y clubes en un L.A. desde una mirada blanca. Después de que Shane sea expulsada del club, ella se apropia de la idea. Eddie y su club sólo aparecen en un episodio y no explica por qué esto es relevante. Y aunque la serie aborda la bifobia al dar a Alice un interés amoroso bisexual, enmarcar a un hombre negro como torpe, con mal aliento y dispuesto a aguantar la vergüenza y la indiferencia de Alice  no aporta nada. 

Cuéntame, ¿qué te parece a ti esta serie?