A veces parece que hablo de obviedades, pero si tu pareja te pide matrimonio y no lo tienes claro, pueden pasar muchas cosas. Y, ojo, esto no significa que no la quieras, pero, dejando aparte escenitas (cada vez menos), pues no deja de ser un problema. Te cuento cómo se puede gestionar este caso.

Mi novia me pide matrimonio y no sé qué hacer

Imagínate que lleváis un tiempo saliendo, estáis bien y ¡pam!, de repente, tu novia te saca el anillo o te pide matrimonio. Igual no estabas pensando en eso por muchas razones. Hay personas que quieren convivir sin casarse por principio, y eso está bien, pero otras probablemente no lo habían considerado. Si este es tu caso, lo que te aconsejo es que actúes de la siguiente manera: 

Punto número 1: sé honesta en la respuesta

Las mentiras piadosas, al final, son mentiras. Y el refranero castellano es muy certero: tienen las patas muy cortas. Igual te quedas en shock en ese momento, pero lo último que tienes que hacer es mentir para salir del paso o quedar bien. Si no sabes qué hacer, díselo, con la mayor delicadeza que puedas, pero hazlo. Esta es la mejor manera de construir confianza mutua, sea cual sea tu decisión. Quizás rompes un momento bonito, pero es lo que toca. 

Punto número 2: date tiempo

Es esencial tomarte tiempo para ver qué es lo que quieres, si no lo tienes claro. La duda implica eso, precisamente. Y este tiempo (razonable) te tiene que permitir ver qué sientes hacia la otra persona y si quieres dar ese paso. A veces, no hay convivencia o existen otros condicionamientos añadidos que influyen en la decisión. Tomarse tiempo es, precisamente, la clave para tomar decisiones conscientes. No obstante, introduzco un matiz: recuerda que tu pareja también merece que ese tiempo sea razonable, tampoco tiene sentido procrastinar

Punto número 3: si hay presiones, red flag

Es posible que tu pareja te pida un tiempo razonable, a veces de forma explícita, otras de forma implícita. No en vano, las relaciones también están formadas por acuerdos implícitos. Ahora bien, si durante este periodo recibes presiones para decidirte en un sentido u otro, esa es una mala señal. El término «red flag» se utiliza, a veces, con demasiada alegría, pero en este contexto es adecuado. Poner límites es saludable, sobre todo en estos casos, para evitar hábitos tóxicos

Punto número 4: sé asertiva con tu decisión ante el matrimonio

Finalmente, y una vez que hayas tomado la decisión, tienes que ser asertiva. En caso de que sea un «no», tienes que explicar las razones, aunque te mantengas firme. Esto puede tener consecuencias en la relación, sí, pero si no las tiene ahora, las tendría más tarde, y todavía peor. Recuerda que, en última instancia, tú tienes derecho a decidir, siempre. Quizás rompéis, pero mejor hacerlo ahora que con un matrimonio de por medio, porque siempre será más traumático. 

El matrimonio es un paso lo suficientemente importante como para pensártelo, si no lo tienes claro. Y tu pareja, si te quiere, respetará tus tiempos y espacio. ¿Has vivido algún momento incómodo por eso? Cuéntame…