Un amor platónico es algo habitual en mujeres heteros, bi y en lesbianas. Pero, amiga mía, nosotras lo vivimos con más intensidad que en otros casos. Hoy me voy a poner filósofa y voy a aventurar por qué nos pasa esto. 

El amor platónico en lesbianas, por qué lo vivimos más

Es verdad que, cuando somos jóvenes, tener un amor platónico o «imposible» es normal. Pero sí sucede que, en lesbianas, se vive más intensamente y eso tiene que ver con nuestra problemática específica. Aquí te doy algunas razones prácticas que lo motivan:

Somos menos

Si hablamos de mujeres lesbianas, somos solo el 6 % del total; ampliando esto a bisexuales, queer o pansexuales, podría ser, a lo sumo, el 14 % de la población pertenece al colectivo. Esto nos lo hace mucho más difícil, porque las posibilidades aleatorias de que ese amor o atracción se vea correspondido es de 1 cada 7 mujeres. El resultado es que, seamos jóvenes, de mediana edad o maduras, la estadística juega en nuestra contra.

Tardamos en salir del armario

Esto está cambiando y, afortunadamente, cada vez son más las mujeres que salen del armario cuando lo sienten. Pero el problema es que ese armario, para muchas, sigue existiendo. Entonces, es mucho más probable que se tenga una atracción «inalcanzable» que, además, se maximiza porque no se han vivido experiencias. Lo que pasa es que, cuanto más tiempo transcurre, más fácil es que nos montemos fantasías en la cabeza. Por eso, podemos tener más tendencia a tener relaciones (o proyectos de) platónicas. 

Idealizamos (sobre todo si somos jóvenes)

La idealización es consustancial a toda relación platónica. Le atribuimos a la otra persona cualidades que, quizás, no tiene (o las exageramos). Las experiencias nos hacen ser más descreídas, pero también más realistas y maduras. Sobre todo en la juventud, es más fácil que una conversación íntima, un guiño, tomarse de la mano o lo que se entiende como un flirteo se malinterpreten. Por esa razón, cuando nos enamoramos de forma platónica, lo vivimos con una intensidad máxima. 

Es más, no resulta extraño que una amiga íntima pueda confundirse, sobre todo si nosotros sentimos atracción y la otra parte no. Por eso, la idealización es uno de los problemas con los que tenemos que lidiar. 

Falta de referentes

Sigue sin haber muchos referentes lésbicos, y este es un problema específico de nosotras. Contamos con numerosos referentes gay o bisexuales, pero casos como el de Dulceida, Sandra Barneda o Toñi Moreno son relativamente recientes. Ya hablé en el pasado de casos de deportistas lesbianas de éxito y, como pudimos ver, han tardado en aparecer, con muy pocas excepciones. Esto hace, igualmente, que determinadas personas se ven como «inalcanzables». 

Cuando algo se visibiliza, se normaliza. Y la normalización trae consigo relativizar las situaciones. Ser lesbiana es diferente, no nos hace ni mejores ni peores. Esto hará que no idealicemos tanto y que nuestras emociones se vivan de forma normalizada. 

Sentir un amor platónico por alguien cuando estamos conformando nuestra personalidad y orientación sexual es normal e incluso natural. Ahora bien, cuanto menos estemos en las nubes, menos decepciones nos llevaremos. ¿Has tenido muchos amores platónicos en tu vida? Cuéntame y te leo.