La historia de Eleno de Céspedes refleja la vida de un transexual en la Edad Media. Fue denunciado y acusado por la Inquisición. Se le condenó por tener un pacto con el demonio y por no respetar la institución del matrimonio. Su caso sirve para recordar que la transexualidad siempre existió, mucho antes de que la ciencia la estudiase y la definiese en sus tratados en el s.XX.
Herejía, hechicería y otros pecados
Todo lo que sabemos de Eleno (registrado como Elena) se extrae del extenso proceso inquisitorial que se redactó al ser detenido. Nació en un pueblo de Granada, allá por el año 1545, fruto de una relación ilícita entre su padre y una sirvienta de la casa. Liberada de la condición de esclava a los 8 años, pudo aprender el oficio de tejedora. Se casó con un albañil con el que convivió 3 meses, tiempo suficiente para quedarse embarazada. Abandonó el hogar y jamás volvió a mantener relaciones sexuales con un hombre. Dio a su hijo en adopción en Sevilla y comenzó una vida itinerante, de ciudad en ciudad, vistiendo como un varón y encadenando relaciones amorosas. En cuanto los vecinos descubrían su condición, no tenía más remedio que abandonarlo todo y cambiar de residencia.
Se alistó en el ejercito para participar como soldado en la Rebelión de las Alpujarras (una lucha contra los moriscos de la época). Más tarde se fue a vivir a Madrid donde se licenció como cirujano. Obtuvo el título tomando una identidad de hombre ya que los estudios estaban vetados a las mujeres. Llegó a ejercer la profesión en la Corte y en El Escorial.
Un transexual en la Edad Media
En Yepes (Toledo) se casó con María del Caño. El párroco, al ver a Eleno tan lampiño, solicitó un examen genital. Lo llevó a cabo un reputado doctor de la corte de Felipe II, Francisco Díaz. Este médico, que era especialista en urología, certificó a Eleno como un varón perfectamente capacitado para engendrar hijos. El matrimonio vivió tranquilamente durante un año, pero los rumores sobre la identidad de este transexual en la Edad Media circulaban entre su círculo más allegado. Al final, pasó lo que tenía que pasar, que un antiguo compañero denunció a la pareja. Solo él fue juzgado en proceso inquisitorial que tuvo muchísima repercusión en la época. La condena que se le impuso fueron 200 azotes en la plaza pública y prisión de 10 años en un hospital.
Pero, ¿cómo consiguió Eleno hacerse pasar por hombre ante el doctor Díaz? Se cree que, valiéndose de conocimientos sobre cirugía pudo implantarse los genitales de un cadáver. Con ayuda de alguna curandera, se obturó la vagina y se habitúo a comprimir sus pechos con vendajes. Para las relaciones sexuales se servía de un instrumento conocido como baldrés. Era un consolador de madera que se forraba con cuero suave.
Nada se sabe de como acabó Eleno sus días. Pero es probable que su historia, que circulaba de boca en boca, sirviese a algun otro transexual en la Edad Media, para sentirse un poco menos solo.
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