Fingir el orgasmo es más habitual de lo que pudiéramos pensar. Los motivos para ello son muchos y dependen no sólo de la persona, sino de las circunstancias. Las relaciones sexuales no siempre te llevarán al orgasmo, entonces tiene dos opciones: aceptarlo sin más, o fingirlo.
Qué lleva a fingir un orgasmo
Las razones para fingir un orgasmo no siempre son las mismas. En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que las relaciones sexuales no necesariamente tienen que acabar en orgasmo. Pensamos que así es categóricamente, y por lo general suele ser así, pero no es una regla fija. Por tanto, si esperamos que en cada encuentro sexual haya orgasmo, el día que no lo haya nos sentiremos frustradas.
Por otro lado, hagamos una distinción entre la anorgasmia, y el hecho de que alguna vez puntual no lleguemos al orgasmo. Lo primero es un problema a tratar con un especialista, que generalmente tiene causas emocionales. Lo segundo, es normal, puesto que somos humanas. La cuestión es, qué hacemos frente a la falta de orgasmo, lo sano sería tomarlo con naturalidad. Ocurre, sin embargo, que, por la presión sexual de nuestras creencias, sentimos que debemos llegar al orgasmo. Al no conseguirlo hay quienes prefieren fingirlo para no hacer sentir mal a su pareja, o no sentirse frustrada.
Las causas para fingir un orgasmo van desde la incapacidad para manejar la frustración, hasta el miedo a decepcionar a la pareja. En ambos casos, es una válvula de escape rápida, pero que hay que vigilar. Lo ideal sería tener la confianza suficiente en tu chica como para hablarlo con naturalidad. Si en ese momento ves que no estás predispuesta para llegar al orgasmo, forzarlo no sirve de nada, fingirlo tampoco.
¿Qué conlleva fingir un orgasmo?
Fingir un orgasmo no debería tener mayor importancia, siempre y cuando no sea algo habitual. Una cosa es que un día decidas fingirlo porque es más fácil que afrontar que no lo tendrás. Otra cosa es que eso se convierta en tu día a día sexual. En principio, lo sano sería aceptar que no vas a tener un orgasmo esa vez y compartirlo con tu pareja. Si ambas sois lo suficientemente abiertas, no supondrá ningún drama.
Tenemos que partir de la base que somos humanas, y que la sexualidad está íntimamente relacionada con nuestro estado emocional. El estrés, las preocupaciones, el estado físico, todo eso influye en la calidad e intensidad de las relaciones sexuales. No siempre estamos al 100% de energía, por tanto, no siempre estaremos predispuestas a tener orgasmos.
Si en cambio, fingir el orgasmo se convierte en la tónica de tus relaciones sexuales, ahí hay un problema. Una cosa es la incapacidad de llegar al orgasmo, y otra bien distinta es que un día no puedas alcanzarlo. En este sentido, fingir un orgasmo puede conllevar grandes dosis de culpa y frustración.
Por otra parte, el hecho de fingir ya de por sí, lleva consigo la carga de la culpa, es como si estuvieras mintiendo a la otra persona. Además de quedarte con la frustración de no haber podido satisfacer tu deseo sexual de forma plena. Para tu chica, puede ser igual de frustrante si se da cuenta de que finges. Esto puede desencadenar dudas sobre su propia sexualidad, o sobre vuestra relación.
Antes de fingir un orgasmo, mejor plantéate aceptar que no lo tendrás ese día y exponlo de forma natural.
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