Esta pregunta puede resumir perfectamente las relaciones que cualquier lesbiana tiene con el amor. En efecto, podemos clasificar a las personas en general como platónicas (o idealistas) y pragmáticas (o prácticas) a la hora de mantener una relación sentimental. El proceso suele ser el siguiente: cuando una es una adolescente enamoradiza se enamora hasta las trancas de la que, para ella, es la chica de sus sueños.
Fases de nuestra relación con el amor
Fantaseamos a menudo con cómo será nuestra vida en la vejez junto a esa persona. Si hay una nota distintiva de los amores juveniles es que pensamos que van a ser para siempre. Todo nos parece al alcance de la mano, tanto es así que un simple sí nos daría la vida entera. Por eso lo vivimos con tanta intensidad: es tanto lo que se puede conseguir a cambio de tan poco…
Sin embargo, al ir creciendo nuestra postura cambia. El punto de inflexión seguramente sea el momento en el que nos rompen el corazón. Todas tenemos aún esas cicatrices que, probablemente no se curen de por vida. Se piensa que la primera relación amorosa que tenemos tiene mucho que ver con la manera en que entendemos las siguientes. Un toque distintivo de la forma en que tenemos de entender nuestras relaciones pasa por ello. Y es que cuando una se hace mayor, cambia el «durará para siempre» por el «a saber cuánto dura».
El tiempo, causa de todo
Digamos que como todo en la vida, el tiempo es fuente de corrupción. Esto incluye nuestra propia visión del mundo. Ya no iniciamos relaciones pensando en cómo envejeceremos, sino con qué edad se habrá terminado dicha relación. Si estás de acuerdo con esta última frase sin duda eres pragmática. No tiene nada de malo, pero requiere una fuerte dosis de responsabilidad.
Casos como el gosthing, o el ir a por tabaco de toda la vida del que hablamos hace poco lo constatan. Las chicas pragmáticas suelen tener para todas las demás un cierto tono de «psicopatía». Entiéndase, su forma de ver el amor es perjudicial para los demás aunque beneficiosa para sí mismas. Esto no es que esté mal, es que deja demasiada realidad en el mundo. Sucede al mismo tiempo que soñar parece ser la única vía de escape. Con frecuencia, una pragmática y una idealista se juntan y esta última sufre.
La pérdida no es concebible. Si ahora luchas por olvidar a alguien que quisiste tienes sin duda algo de idealista. Así y todo, parece que el amor en efecto sigue siendo lo más importante a pesar de todas las épocas. Habría que averiguar cuánto tenemos de aprendido a la hora de amar. Ser mujer y aprender a amar es algo que viene de fuera. Todas vivimos por primera vez y desde pequeñas nos enseñan a aprender. A su manera, por supuesto. Quede esta pequeña reflexión como un aporte y algo de luz que quisiera dar desde mi particular punto de vista.
¿La conclusión? No creo que exista la media naranja, pero sí creo que hay personas que te hacen volverte un poco cítrica. Te hacen volver a creer. Creer es propio de pragmáticas e idealistas, la cuestión está en cuánto dure nuestra fe, queridas amigas.
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