¿Conoces el Test de Vito Russo? Es una prueba para analizar la representación del colectivo LGBT en el cine inspirado en el conocido Test de Bechdel. A continuación te lo explicamos todo con detalle.

Test de Vito Russo y test de Bechdel

Allá por 1985, Alison Bechdel, una dibujante de origen estadounidense publicó en su cómic “Unas lesbianas de cuidado” un interesante test que hoy día es conocido como Test de Bechdel. Actualmente ha pasado a ser un recurso muy utilizado para evaluar una producción cinematográfica (ampliable a series de televisión, por supuesto), desde una perspectiva feminista. Se valoran tres puntos fundamentales.

  • En la película o serie deben aparecer, como mínimo, dos personajes femeninos
  • Estos personajes deben mantener, al menos, una conversación entre ellas
  • El tema de conversación no debe girar en torno a un hombre

Parece sencillo pero pocas películas superan estas simples premisas. La Alianza Gay y Lésbica contra la difamación (GLAAD), se inspiró en este Test de Bechdel, para crear hace un tiempo el Test de Vito Russo. En este caso sirve para hacer un análisis de la representación que existe en cine y televisión del colectivo LGBT.

¿Por qué Vito Russo?

El test recibe este nombre en honor a Vito Russo (1946-1990), quien fue escritor, cineasta, historiador cinematográfico y activista por los derechos LGBT. Uno de sus trabajos más interesantes es el libro titulado “El celuloide oculto” publicado en 1981. En este libro se somete a examen la aparición en las producciones de cine de personajes LGTB. Más tarde se realizó un documental con el mismo título, muy recomendable. Pues bien, el test de Vito Russo puede considerarse muy útil para que los cineastas puedan guiarse a la hora de crear personajes diversos, que reflejen la realidad multidimensional que existe. Igual que el Test de Bechdel, establece tres puntos que se deben cumplir para que la representación del colectivo sea exitosa.

  • La película o la serie debe incluir, como mínimo, un personaje LGTB
  • Este personaje debe tener una importancia más allá de su identidad u orientación sexual, es decir, su diferenciación con los demás personajes no debe basarse en su pertenencia al colectivo LGTB
  • El personaje debe tener relevancia en la historia

Fracaso estrepitoso

Durante el años 2016 se estrenaron en EEUU (el país referente a nivel audiovisual) 125 grandes producciones. Solamente en 23 de ellas aparecía ( el 18,4%) algún personaje LGTB. En 10 de estas películas el personaje solo aparecía en pantalla un breve instante. En 2017, los estudios estadounidenses estrenaron 109 largometrajes. Solo 14 tenían algún personaje les, gay, bi o trans. El 12, 8% del total. Suspenso. Todavía no tenemos el análisis de 2018 pero intuimos que las cifras serán similares.

Con diferencia, son los hombres gays los más representados, seguido por las lesbianas, las bisexuales y en menor número los personajes transgénero, muchas veces interpretado por un actor/actriz cis). Lo que sugiere la GLAAD a la industria de Hollywood no es tanto que aumente el número de personajes LGTB. Si no que aquellos que aparezcan en las pantallas tengan relevancia, sentido y propósito. Que no se caiga en los estereotipos ni se usen como refuerzo cómico. No cabe duda que la visibilidad LGTB en el cine es una asignatura pendiente.