Las relaciones abiertas lésbicas exigen no solo acuerdo, sino responsabilidad. Y claro, supongo que me dirás «es que esto se da por supuesto». Ejem, no, no siempre es así. Y para que funcionen, es bueno que tengáis claras algunas cosas antes de tomar la decisión.
Relaciones abiertas lésbicas, qué se tiene que saber para que funcionen
Toda relación personal, no solo las afectivas, implica un contrato verbalizado o implícito. Es decir, un acuerdo. Ahora bien, para no hacer trampas, cuando se decide establecer relaciones abiertas lésbicas como a nosotras nos cuesta más todo por cuestiones sociales, no está de más haceros algunas preguntas, siempre desde la comunicación abierta y honesta. Yo os diría que planteéis estas y que lo hagáis honestamente:
Desde dónde se abre la relación
El desde dónde es fundamental siempre, la pena es que no lo consideramos las veces que haría falta. No es lo mismo empezar una relación abierta desde cero, cuando las dos vibráis así, que el hecho de que una de las dos nos plantee. Y ese desde dónde nos puede decir muchas cosas, algunas que quizás no nos gusten mucho.
A ver, que una relación abierta puede funcionar perfectamente y ser plena para las dos, hay multitud de casos. Pero hacerse esa pregunta no está de más. Las relaciones evolucionan, y eso no tiene por qué estar mal, pero si queréis seguir juntas, debéis sincronizar vuestros ritmos de verdad.
¿De verdad las dos estamos de acuerdo?
Las lesbianas somos seres humanos como todos, y las dinámicas o roles de poder y dependencia emocional existen. Aunque la relación abierta pueda estar consensuada sobre el papel, cabe la posibilidad de que una persona acepte por miedo a perder el vínculo. Y, como en cualquier otra cuestión vital, una de las dos tiene derecho a decir que «no», son sus reglas.
Y en esto hay que ser muy claras: si abrimos una relación para estar con otras personas, el consentimiento tiene que ser de verdad, no viciado. De lo contrario, lo que abriremos será una puerta a malos entendidos y posibles problemas en el futuro.
¿Tenemos la suficiente madurez emocional para las relaciones abiertas lésbicas?
Esta es la pregunta del millón. Si algo exige una relación de pareja abierta es una gestión emocional correcta. Hablar de lo que pasa, de lo que cada una de las dos sentís y, sobre todo, acordar límites o reglas que se cumplan. Una relación abierta no es algo que se deba tomar a la ligera. Y sí, exige una madurez emocional plena para que vuestro vínculo no se deteriore a la larga.
Recuerda: no se trata solo de estar de acuerdo en el qué, sino, sobre todo, en el cómo y en el con quién. Es habitual en relaciones no monógamas que haya, o bien parejas secundarias, o bien libertad para tener contactos sexuales con otras personas. Pero, sea como sea, esto tiene que quedar bien claro, así como el tiempo que le vamos a dedicar a nuestro vínculo principal.
¿A que es un reto? Las relaciones abiertas lésbicas pueden ser gratificantes, pero sin mentiras ni manipulaciones. ¿Has estado en alguna relación de este tipo? ¿Cómo te ha ido? ¡Cuéntame!
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