El contacto cero es una herramienta muy recomendable en algunos tipos de ruptura, tras relaciones tóxicas, desiguales o dependientes.

Por qué nos cuesta decir «adiós»

La psicología, desde varias de sus escuelas, ha demostrado que la mayoría de los humanos no estamos demasiado preparados para dejar algo. Nuestro cerebro está programado de forma natural para crear relaciones y conectar con otros emocionalmente. Por eso es tan frecuente que, cuando empezamos a percibir que algún entorno o persona no nos hace bien, miremos hacia otro lado y nos resistamos a aceptar la realidad.

Y en vez de romper esos vínculos, los disfrazamos y los adornamos para autoconvencernos de que son algo diferente. Entonces llega el autoengaño de los “es solo una mala racha”, “todo volverá a ser como antes”, etc. O la procrastinación de objetivos, “mañana termino con esto”, “hoy no es el día apropiado, mañana le digo lo que pienso”.  E incluso pueden aparecer mecanismos más preocupantes como el aislamiento, la negación o la represión. 

Contacto cero para liberarse

Pero solo hay una cosa que puedas hacer, y es, decir adiós y cerrar la puerta. Con llave. Y si puede ser tirando la llave. Sí, duele mucho, es muy difícil porque quieres llamarle, mandarle un mensaje, ver tan solo su “en línea” en el whatsapp. Te apetece mucho hablarle, quedar y hablar una vez más e intentar arreglar lo vuestro (una vez más), porque aún tienes esperanza. Porque lo vuestro era tan bonito, tan especial, que aún es posible que salga bien. Pero seguramente ya has pasado por esto otras veces y estás atrapada en un círculo vicioso que a cada vuelta te agota más y más. La única forma de liberarse es aplicar la regla del “contacto cero”. 

El contacto cero consiste en permanecer durante un periodo de tiempo evitando el contacto de cualquier tipo con quien fuese su ex pareja. Esto se refiere tanto al contacto físico como a la comunicación por cualquier medio, incluyendo terceras personas. El periodo de tiempo puede variar según las circunstancias individuales y el tipo de relación que se mantuvo. Los psicólogos recomiendan esta técnica de distanciamiento y ausencia de comunicación, porque ayuda en el proceso de la superación del duelo. Obliga a crear el espacio imprescindible para una reflexión con perspectiva, y es fundamental para romper la dependencia emocional. Además permite que estemos abiertas a experiencias nuevas, lo cual facilita la sanación. 

Tomar la decisión de romper

Pero claro, para llegar a este punto hay que tomar la decisión, que es también una parte complicada. Que quede claro que una ruptura es dolorosa tanto para quien decide poner fin a la relación como para la persona que tiene que aceptar esta decisión. Pero como decíamos, para tener claro que necesitamos dar ese paso, hay que reflexionar desde varios enfoques:

  • En primer lugar hay que pensar en las consecuencias que puede acarrear el no dar fin a esa relación, de amistad o de pareja. Las consecuencias pueden ser psicológicas, físicas , económicas, sociales… 
  • También hay que reflexionar y tener muy claro qué quieres para ti misma. O al menos, identificar que es lo que no quieres, lo que te provoca malestar y lo que necesitarías para sentirte feliz.
  • Por último, hay que ser capaz de darle una mayor peso a ese deseo de cambio que al miedo a la incertidumbre. Quedarte en lo conocido te va a mantener en una infelicidad crónica. Salir de ahí, implica mejorar tu vida, a pesar de las dificultades de los primeros días. 

Una vez tomada la decisión, y si así lo quieres, podrás informar a la otra persona de tu propósito de aplicar el contacto cero.