La reacción de los progenitores a la hora de tener que aceptar la homosexualidad de un hijo puede ser tan imprevisible como sorprendente. Para bien o, lamentablemente, para mal. Por suerte, en los últimos tiempos se han hecho muchísimos avances en la visibilización y la aceptación de otras orientaciones sexuales, gracias al incansable activismo de muchos colectivos LGTB.
Así que cada vez es más frecuente que los padres y las madres sean capaces de aceptar la homosexualidad de un hijo con algo más de naturalidad. En muchos casos incluso, es algo que ya sospechaban, así que la salida del armario termina siendo un alivio para toda la familia. No hay nada más maravilloso que tener el apoyo de tu familia cuando perteneces a una minoría que aún sufre cierta discriminación. Pero la realidad es que hay padres que reaccionan mal ante esta noticia, y a veces para acercar posturas es interesante entender qué pueden estar sintiendo.
¿Qué sienten madres y padres ante un hijo o hija homosexual?
Las emociones que experimentan aquellos que no tienen una buena reacción es el desconcierto, la incertidumbre y la inseguridad. Algunos se enfadan y manifiestan un gran disgusto e indignación, detrás de lo cual suele encontrarse un terrible miedo. ¿Miedo a qué? Básicamente, a los prejuicios del entorno y a las opiniones ajenas. Sobre todo si han vivido en una época o un entorno manifiestamente homófobo, lo que suele ser habitual en ciertas generaciones. También hay miedo ante lo desconocido, a no saber cómo tratar a un hijo o hija que es diferente a como se habían imaginado. Miedo también a la discriminación que puedan sufrir sus pequeños a causa de su orientación sexual. La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, solamente hace falta darles tiempo para que se hagan a la idea, asimilen la noticia y rehagan todas las expectativas que habían depositado en sus hijos. Al final entenderán que siguen siendo la misma persona de siempre.
Pero también hay familias muy duras, que basan su concepción del mundo y la vida en ideas religiosas o en la tradición más rígida. En estas situaciones, aceptar la homosexualidad puede ser una tarea imposible. Son los casos menos frecuentes, pero también los más complicados. Sobre todo para los hijos que sufren un doloroso rechazo y que no tienen otra opción que tomar distancia de su familia.
Información básica para aceptar la homosexualidad de un hijo
La información no solo es poder, también es imprescindible para una buena relación entre humanos, porque sirve para eliminar prejuicios. Así que lo primero que deben hacer los padres de hijas lesbianas e hijos gays es informarse y entender los puntos más básicos.
- La homosexualidad no es una elección ni un ‘estilo de vida’. La orientación sexual no es algo que podamos decidir, simplemente sucede. Ni siquiera la ciencia tiene demasiado claro cuáles son los factores que influyen en la definición de este aspecto de la sexualidad humana.
- No es una enfermedad. No hace tanto que la homosexualidad estaba catalogada como trastorno. Por suerte la comunidad médica ha evolucionado y ha reconocido que no es ni una dolencia, ni un defecto, ni una patología de la mente que se pueda prevenir o curar.
- No se contagia. Aún hay quien cree que quien se relaciona con personas homosexuales puede terminar convirtiéndose en homosexual. De hecho, era el argumento que escribían algunos en contra de las adopciones por parte de parejas del mismo sexo. La orientación sexual, como decíamos, no se elige, y mucho menos se pega como un virus. Otra cosa distinta es que alguien desee experimentar con diferentes personas en momentos puntuales de su vida.
- No hay más riesgo de ITS. La homosexualidad aún está relacionada, en el imaginario de algunas personas, con la promiscuidad y las enfermedades venéreas o de transmisión sexual como el VIH o el SIDA. Evidentemente esto no depende de la orientación sexual si no de la responsabilidad de cada persona a la hora de mantener relaciones sexuales, sea homo o sea hetero.
Sin duda, lo peor de ser lesbiana o gay es la posibilidad de que tu familia te rechace. Ese es el principal temor de todas las personas ante la idea de tener que salir del armario. Es la prueba irrefutable de que seguimos viviendo en una sociedad homófoba. Ningún hijo debería tener miedo de mostrarse tal cual es.
Ningún Comentario