Decir no es uno de los retos más complicados de millones de personas, con independencia de su sexualidad. Pero, ahora que estamos entre nosotras, esto, a veces, es más dificultoso porque muchas hemos buscado validación. Como nunca es tarde para iniciar los cambios, te digo desde ya cómo conseguirlo.
Consejos para decir no cuando corresponda (y que no sea un drama)
Lo primero que debes saber es que decir no, en algunos casos, es natural, pero, en otros, es una habilidad aprendida. Y esto es importante porque rechazar lo que no nos gusta debería ser algo natural, pero a veces no los es tanto. ¿Tienes ese problema? No te preocupes, te cuento cómo mejorar para que deje de serlo:
1. Empieza por personas que te importen poco
Ejercitar esta habilidad es más fácil cuando el riesgo está controlado. Por ejemplo, puedes empezar por hacerlo con desconocidos o con personas con las que no tengas implicación emocional. Esto ayudará a «entrenarse». Es muy bueno que, si buscas un ligue o el amor en una app, utilices este espacio como banco de pruebas. A fin de cuentas, el anonimato puede ayudar a perder la vergüenza (pero siempre desde el respeto, ¿eh?).
2. Tómalo con una habilidad a ejercitar
Hay cuestiones que se mejoran con el tiempo, no esperes que de un día para otro todo cambie. Por lo tanto, es normal que haya situaciones que funcionen y otras que no. Tómate esto como una habilidad que ejercitas para que, poco a poco, ganes empoderamiento. Recuerda que la meta es que, a la larga, esto deje de ser un problema. No es cuestión, por ejemplo, de flagelarte porque los procesos, igual que cuando se estudia, son de dientes de sierra. Quítate las etiquetas del «no puedo» o «siempre ha sido así», y ábrete a nuevas posibilidades.
3. Piensa que, si hay interés recíproco, no romperéis
Este es un elemento esencial, la importancia del vínculo. Que pongas límites si antes no los has puesto, puede generar contrariedad o extrañeza. Pero, y esto es clave, si el vínculo es sano y recíproco, no romperá. Muchas relaciones evolucionan a lo largo del tiempo, y esto no necesariamente es para mal. Hay relaciones donde había algún aspecto que mejorar por falta de asertividad, pero que básicamente son saludables. Igual tienes una amiga con la que a veces no ponías límites, pero cuando lo haces, sigue estando ahí.
4. Aprende a soltar
Poner límites, a veces, generará controversia y puede suponer el fin de algunas relaciones. Piensa que, si es así, es para mejor, y que no se pierde nada. Aprender a soltar es fundamental para que en tu vida puedan entrar relaciones saludables. El ejercicio de la asertividad, pues, se convierte en algo muy importante. Hay relaciones que tienen que terminar porque han llegado al final de su ciclo natural, y no tiene sentido prolongarlas (mucho menos por miedo).
Decir no en las relaciones personales, a la larga, te ayudará, tanto si quieres hacer amigas como si quieres tener relaciones de pareja o casuales sanas. ¿Te ha costado más o menos ser asertiva? ¿Utilizaste algún truco para conseguirlo? Cuéntamelo en comentarios…
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