Aunque sea algo que luego negamos, en realidad, en todas las parejas hay roles no oficiales, pero en una relación entre mujeres esto se multiplica por dos. Si eres lesbiana, seguro que tú y tu chica encajáis en alguno de estos (o en todos a la vez, claro que sí).

La friolera vs. la calefacción andante de la relación

La friolera: Se pone tres capas de ropa en octubre y no las suelta hasta mayo. Su manta es su mejor amiga y duerme con calcetines aunque la calefacción esté a tope. Su frase estrella: «Tía, me estoy quedando tiesa» 

La calefacción andante: Lleva manga corta en diciembre, duerme con la ventana abierta y dice cosas como: «¿Cómo que tienes frío? ¡Si estamos a 15 grados!» Se niega a encender la estufa y siempre va con la chaqueta para su novia porque “ella no la necesita”.

La cocinitas vs. la que sólo sabe hacer tostadas

En la relación siempre hay una que disfruta cocinando y dice cosas como «Hoy voy a hacer una receta que vi en TikTok» (y de repente la cocina parece un laboratorio de química). Le gusta improvisar y usa palabras como «sofrito» y «emulsionar». Sin embargo, también está la que tiene como menú estrella macarrones con tomate y, en un día inspirado, un revuelto de lo que haya en la nevera. Sabe perfectamente qué pedir en cada app de comida a domicilio y cuando su novia cocina, es la encargada de decir «Buah, qué bueno está esto» mientras sigue sin fregar un solo plato.

La de las playlists vs. la de la misma canción en bucle

La lesbiana de las playlists tiene una para cada estado de ánimo: «Música para leer», «Indie triste pero motivador», «Temazos para llorar en el coche». Pasa más tiempo organizando las listas que escuchándolas y sufre cuando en una fiesta alguien pone una canción fuera de contexto.

Por otro lado, también está la que escucha la misma canción 47 veces seguidas hasta que la odia. Luego la cambia por otra y repite el proceso. Si en el coche suena algo que le gusta, sube el volumen y dice «Escucha esta parte, escucha, escucha», aunque la otra ya la tenga grabada a fuego en la cabeza.

La madrugadora vs la dormilona

La madrugadora de una relación se despierta un domingo a las 6 de la mañana porque «hay que aprovechar el día». Cuando son las 9, ya ha limpiado la casa, ha ido a hacer la compra y ya lo tiene listo todo para ir a dar un buen paseo. Sin embargo, la posición natural de su pareja es la horizontal: si la dejan, se queda durmiendo hasta las 12 de la mañana y aún así dice que tiene sueño. No entiende por qué alguien en su sano juicio querría madrugar un fin de semana y si la sacas de la cama antes de las 10, está de mal humor mínimo hasta la hora de comer.

Cuéntame, ¿tú encajas en alguno de estos tipos? Te leo en los comentarios.