Sí, las lesbianas somos humanas como las demás, pero, no nos vamos a engañar, la vida nos lo ha puesto más difícil. ¿Qué pasa cuando nos enamoramos y sentimos algo más que pasión por otra persona que acabamos de conocer? Igual entonces llega el momento de poner pie a tierra y hablar las cosas claras para establecer una relación afectiva lésbica sólida. El amor son palabras mayores y vale la pena que te hagas estas preguntas…

¿Qué quiere cada una de esta relación?

Sí, ya sé que esto parece obvio, pero hay que decirlo. Lo primero que las dos os tenéis que preguntar (y deciros) es qué quiere cada una. Y, a partir de ahí, comprobar que eso se adapte a las expectativas que tiene cada persona. Es posible que hayáis tenido un contacto o sexo maravilloso, placentero y bonito, pero eso no implica que las dos queráis ser pareja. Antes de ir más allá y que una (o las dos) os enganchéis, es momento de hablarlo. 

¿Las dos asumís por igual vuestra condición?

Las relaciones, muchas veces, son contratos no hablados. Pero aquí las dos tenéis que tener claro de dónde partís. ¿Ambas tenéis claro que sois lesbianas y lo tenéis perfectamente asumido? Quizás tú sí, pero la otra parte puede ser bisexual, queer o, simplemente, aún no ha aceptado plenamente su condición. Esto no tiene por qué ser un problema a largo plazo, pero, si queremos establecer una relación afectiva lésbica, hay que poner las cartas encima de la mesa

¿Hay algo que ha quedado por decir?

Esta sería una variante que se os presentará cuando ya llevéis un tiempo, más allá del tanteo. Aparecen los planes, los proyectos en común y, poco a poco, os vais enmarañando en esa dinámica, lo cual puede ser maravilloso… Excepto si hay algún «detallito» al principio que deberíais haber hablado y que os habéis dejado por el camino. Sí, ya sabemos que no le vas a cantar toda tu vida en verso a la otra persona al principio, pero, si te importa, la confianza tiene que ir fluyendo poco a poco, sin prisa, pero sin pausa, y sin dilaciones injustificadas. Si no, ella a ti, o tú a ella, le puedes generar una decepción. 

¿Estáis a gusto juntas cuando no…?

La atracción tiene muchísimas razones, desde la belleza física hasta ese «nosequé» que le has visto a esa persona, y que ha sido recíproco. E igual estáis semanas buscándoos para disfrutar del sexo. Eso está perfecto, pero, cuando el chute de endorfinas pasa, ¿estáis a gusto cuando no hay tema? ¿Os entendéis? ¿Tenéis gustos o formas de ver la vida compatibles? Y ya no te hablo de que os vayáis a vivir juntas o de otros temas. Pura y simplemente, de si estás dispuesta a pasar tiempo de calidad con esa persona más allá del sexo. Si la respuesta es «no» igual tenéis que reformular vuestra relación.

Y termino diciendo que una relación afectiva lésbica honesta y de calidad, como una amistad, se tiene que construir día a día. ¿Cuál ha sido tu experiencia? Cuéntanos…